Existen muchos tipos de amor en la vida y de todos ellos, quizá el amor de una madre es el más profundo que existe, puesto que es el que más se desarrolla a lo largo de la existencia de ésta, sin embargo, ser madre no es para nada fácil debido que no solo se debe cuidar una o varias vidas al tiempo, sino que también se debe cumplir con el trabajo doméstico todos los días a cada hora, algo que tendría que hacerse entre todos los miembros del hogar.
El trabajo de una madre nunca termina:
El trabajo de una madre siempre será el más duro del mundo, pues esta labor llega sin un manual, sin instrucciones y con la duda latente sobre si lo que se hace es lo correcto, pero por otra parte también está el que nunca descansan cuando quieren sino cuando pueden, ya que hace horas extras, diurnas, nocturnas y días festivos no remunerados. Por eso el perfil requerido para este cargo sugiere a una persona con atención en paralelo, tener habilidades bien desarrolladas, con capacidad de realizar varias funciones al mismo tiempo durante largos periodos en donde debe trasnochar, madrugar, hacer de comer, arreglar y sobre todo dar orden a la casa.
Mantener la casa limpia siempre parece un desafío para las madres porque por más que se recoja los niños la vuelven a desordenar, aparecen huellas de dedos en ventanas, manchas de chocolate en el sofá, minúsculos papelitos por todo el suelo, paredes pintadas, juguetes por todas partes, ropa sucia, comida regada, etc., así se le pasa todo el día a una mujer que tiene hijos y al final siempre parece que nunca se ha hecho nada.
Haz una pausa y regálate tiempo:
Muchos piensan que la maternidad durante los primeros años de vida es un periodo maravilloso y pleno de felicidad pero no es así, pues en la crianza real no todo es color de rosa, son épocas de mucho cansancio y soledad, los hijos requieren atención casi que permanentemente lo que hace que las madres duerman poco y mal con las consecuencias sobre el estado físico y el humor que eso conlleva.
Cuando eres mamá, es fácil olvidarte de la importancia de tener un tiempo para ti mismas, pero aquí la clave es hacer una pausa para seguir, relajarte buscando actividades que te gusten y te hagan sentir bien mentalmente. Esto va de la mano con el punto de pedir ayuda, se vale sentirse cansada, estar agobiados o sobrepasadas si se tiene un mal día, no eres una mala madre si requieres de ayuda, eres una persona y como cualquier ser humano a veces necesitas una mano.
Enséñale a tus hijos:
Conseguir que los niños sean ordenados puede ser todo un reto más cuando son pequeños y están en una etapa donde solo quieren jugar, sin embargo, esto es de gran ayuda porque ya no mantendrás tanto tiempo organizando o limpiando si ellos ponen de su parte como equipo. De esta manera conseguirás que desde temprana edad aprendan a ser autónomos y hacerse cargo de sus responsabilidades. Recuerda que la capacidad de organizarse es fundamental para gestionar el tiempo desenvolverse con éxito en muchos aspectos de la vida pudiendo obtener los mejores resultados en cualquier actividad.
Disfruta la maternidad:
Un error muy común en las madres y que no les permite disfrutar la maternidad, es el compararse con otras personas, pero esto no debería ser así, dado que, se mal gastan energías en cosas que no deberían tener importancia, cada mujer vive su maternidad de una manera única y distinta a las demás, aunque no lo parezca todos tienen días buenos o días malos, todos pasan por esa imprescindible aventura.
Quizá la forma en cómo se vive la maternidad depende mucho de la actitud que se tenga y la forma de pensar. El sentido del humor es esencial para no enloquecer siendo mamás, por eso aprende a reírte de ti misma y de las locuras o travesuras de tus hijos, porque recuerda que ellos un día crecerán y extrañarás esos momentos. Con todo lo bueno y lo malo que trae la maternidad dale la oportunidad de abrazarla y disfrutarla, el tiempo pasa volando, así que aprovéchala cada momento.