Los hijos son el reflejo del amor puro e incondicional que fortalece, motiva e impulsa a seguir adelante a pesar de las adversidades, por ello, hacer cosas que parecen imposibles con tal de verlos felices y realizados es el mayor reto para poder llegar al éxito en la vida como padres y sentirse orgullosos por sus hijos, por eso cuando existen sacrificios día a día es para que ellos tengan lo que en algún momentos la madre o el padre no pudieron tener.
Todos los padres educan a los niños con la intención de que sean personas de éxito cuando crezcan, sin embargo, lo más importante es que se sientan orgullosos de sus hijos por sus cualidades como persona y su actitud frente a la vida. El orgullo proviene de ver los frutos del trabajo como padre o madre durante años, dicho sentimiento tan reconfortante reside en ver cada paso que los hijos dan hacia la madurez cuando están mucho más cerca de la autosuficiencia.
Educación con base a principios y valores:
Este es un aspecto principal que los padres deben tener en consideración, pues la mejor forma para educar a los hijos es con base en el amor, en los principios y valores, por lo tanto una educación en donde se enseñe la humildad, la amabilidad, el servicio a los demás, la honestidad y la lealtad es más valiosa que una persona profesional con muchos conocimientos que ignore todos estos temas, a parte porque los hijos se desarrollarán sin grandes conflictos convirtiéndose en personas adultas que harán de su entorno un lugar agradable.
Una persona educada que realmente es amable siempre buscará soluciones en vez de problemas, ayudará a las demás personas, será bueno cooperando y puede que sepa con exactitud de algún tema pero gracias a sus modales puede aceptar su falta de conocimiento y aprender de los que sí saben sin sentir herido su orgullo.
Si lo vemos de otra manera no toda persona inteligente es amable, pues los genios que saben que son superiores en intelecto, actividad o disciplina se jactan de ello todo el tiempo, no desean compartir su conocimiento o métodos a los demás dejando ver su lado pretencioso y creído, es ahí donde nos damos cuenta que definitivamente no tienen modales ni cordialidad hacia sus inferiores y tienden a manifestar celos o envidia de aquellos que los superan. A veces solo basta con darte cuenta que criaste a un excelente ser humano para sentirte realizado como madre o padre.
Los sueños son individuales:
Un hijo es un ser individual con derecho a establecer y perseguir sus propios sueños, no le cargues con la responsabilidad de cumplir los tuyos para sentirte realizado a través de ellos. Muchos padres siempre quieren que sus hijos triunfen en la vida, que sean los mejores en todo lo que hagan y que no tengan ningún impedimento pero cuando se pasan de la raya esos sueños se convierten en un calvario en especial cuando se hacen con la intención de completar sus sueños frustrados.
El deber como padre o madre es darle todas las herramientas posibles, guiarlos, asesorarlos y opinar, pero procurar que la influencia se mínima para que ellos descubran lo que quieren hacer con sus vidas, entendido esto sabrás que el hecho que tus hijos sean exitosos logrando sus propias metas, como padre lo ideal es sentirse feliz por eso.
Un hijo es impulso e inspiración:
Ciertamente los padres encuentran en sus hijos una fuente de motivación, de impulso o de inspiración para avanzar siempre hacia adelante y perseguir la mejor versión de sí mismos redireccionando el propósito de existencia, por eso, para cualquier madre o padre son el motor que necesitan a diario para vencer las adversidades.
La inspiración que le da un hijo a sus padres es especialmente aguda durante los procesos creativos, porque los niños encienden esa chispa necesaria para que brote de manera espontánea miles de ideas para mantenerlo a salvo, para resolver cualquier problema y superar cualquier dificultad. Gracias esa motivación y al amor que proporciona la maternidad o la paternidad, todos los esfuerzos cobran un sentido más grato y hacen que la vida sea más amena. “El éxito de cada ser humano depende de la voluntad más que de las condiciones de la existencia.”