Es inevitable que a medida que pasen los años no ocurran cambios en nuestro cuerpo, pero se deben tener en cuenta ciertos aspectos para mejorar la calidad de vida a partir de los 40 años. La gran mayoría de mujeres dejan aun lado la visita al especialista hasta que los síntomas sean notorios o cualquier problema de salud tenga un gran avance, lo que es un grave error. Por el contrario debemos estar en chequeos constantes para asegurarnos que todo esté bien, al igual que cuidarnos con la alimentación.
En el artículo de hoy hablaremos sobre varias situaciones que deben ser fundamentales en al vida de cualquier mujer. Pero por diversas razones se deja de hacer o no se le inyecta la importancia que debería tener, para mantener la salud en óptimas condiciones y tener la vitalidad que nos caracteriza.
1-No hablar con el médico sobre la detección de diabetes
Cuando se cumplen los 45 años, es de suma importancia dialogar con el especialista en salud para realizar una detección de diabetes tipo 2. De acuerdo con la Asociación Americana de Diabetes, esto se hace a través de un examen de glucosa en plasma cuando estamos en ayunas o con una prueba de hemoglobina A1C.
Dependiendo de los resultados se realiza el tratamiento correspondiente, por ejemplo si sale negativo debe realizar nuevamente la prueba en 3 años. Pero si el resultado es positivo, una de las acciones a tomar es realizar cambios en la alimentación e incluir actividad física frecuente.
2-No tener en cuenta la densidad ósea y masa muscular
En esta etapa de la vida es importante no experimentar con dietas de moda, pues probablemente no le proporcionen los nutrientes necesarios para conservar la densidad ósea y la masa muscular, lo que puede terminar en una osteoporosis. Es importante tener niveles adecuados de vitamina D y al menos 1000 mg de calcio todos los días, a través de los alimentos.
Trate de incluir 3 porciones de lácteos en la alimentación. Por ejemplo, leche, yogur o queso, de igual manera hablar con el médico si no es suficiente y necesita de algún suplemento. Esto debe complementarse con 30 minutos de ejercicio como mínimo 3 días a la semana.
3-No cuidar los ojos
Así como cuidamos el resto de nuestro cuerpo, la salud visual debe estar en primer plano, entonces para evitar cualquier problema y que este se agrave tome en cuenta un examen ocular. Esto se debe hacer para que el médico indique si existen problemas con el glaucoma, la pérdida de campo visual o el llamado ojo seco, debido a los cambios hormonales.
Este tipo de exámenes deben realizarse así haya tenido buena visión en toda su vida, pues diferentes cambios en el cuerpo pueden afectarla y su prevención es fundamental.
4-No tomar las horas de sueño como una prioridad
Aunque las diferentes ocupaciones a nivel personal y laboral que se generan con el día a día puede afectar la calidad del sueño es las noches. Es importante crear una rutina del sueño para lograr dormir lo suficiente, y que este sea reparador para evitar problemas relacionados con la falta de energía, el corazón e inclusive la obesidad.
Los adultos entre los 25 y 64 años debe dormir de 7 a 9 horas todas las noches. Puede intentar acostarse y levantarse a la misma hora todos los días para crear una rutina. Además de mantener la habitación oscura, alejada de ruidos y con buena ventilación.
5-Olvidarse de realizar exámenes de detección de senos
Es importante que cada mujer independientemente de la edad realice el autoexamen de seno y acudir al médico ante la presencia de alguna masa o líquido. Además de ello a partir de los 40 años se debe realizar cada dos años prueba de detección de cáncer de seno, pues está en la mejor manera de cuidar y curar el cáncer. Entonces llegada esa edad es vital no ignorar, ni postergar la visita con el especialista.
6-Retrasar las visitas al ginecólogo
Aunque la fertilidad disminuye con la edad, la visita al ginecólogo es una situación que por ninguna razón debe dejarse pasar. No solamente para evitar algún embarazo no deseado, pues las posibilidades existen desde que sea sexualmente activa. También para prevenir el riesgo de contraer cualquier enfermedad que ponga en riesgo la salud, pues la prevención es nuestra mejor arma.