El científico Ruben Meerman, investigador de la Escuela de Ciencias Biomoleculares de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, realizo una encuesta con 150 profesionales, entre los que se encontraban, médicos, nutricionistas y entrenadores físicos australianos. La encuesta realizaba la siguiente pregunta:
Cuando alguien hace ejercicio y pierde peso, ¿a dónde se va esa grasa que perdió?
Posibles respuestas:
a) La grasa se convierte en energía o calor
b) La grasa se convierte en músculo
c) La grasa se convierte en dióxido de carbono y agua
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La encuesta arrojo que de los 150 profesionales solo 3 personas contestaron correctamente a la opción c. La respuesta más común fue la opción a la grasa se convierte en energía, sin embargo el científico Meerman afirma que esto va encontra de la ley de conservación de la materia.
Al referirse de la opción b, este científico aclara que es imposible que la grasa se convierta en musculo. Por el contrario la opción c resulta ser la correcta, los pulmones el principal órgano excretor de la grasa”, según explica Meerman en un estudio publicado en la revista British Medical Journal, en 2014.
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“El agua que se forma puede ser expulsada a través de la orina, las heces, el sudor, el aliento u otros fluidos corporales”.
“Si pierdes 10 kilos de grasa, 8,4 kilos se expulsarán a través de los pulmones y los 1,6 kilos restantes se convertirán en agua”, escribió Meerman a mediados de marzo en el portal The Conversation.
“En otras palabras, prácticamente exhalamos todo el peso que perdemos”.
En su estudio, menciona que los cursos de bioquímica en las escuelas se enfocan mucho en la producción de energía.
En conclusión:
Al respirar producimos carbono, entonces, ¿si respiramos más, perderemos más de esa grasa convertida en carbono?
“Desafortunadamente no”, escribe Meerman. “Respirar más de lo necesario solo causará hiperventilación, lo cual solo te causará mareo o un desmayo”.
“La única manera de que conscientemente puedas aumentar la cantidad de dióxido de carbono que produce tu cuerpo es moviendo los músculos”.
Además de hacer ejercicio, Meerman menciona otras formas en las que producimos dióxido de carbono.
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Por ejemplo, una persona de uno 75 kilos produce unos 590 gramos de dióxido de carbono en estado de reposo. “Ninguna píldora ni poción que puedas comprar podrá aumentar esa cifra”, aclara Meerman.
Al momento de quedarse dormido, una persona exhala unos 200 gramos de dióxido de carbono. Por su parte, el solo hecho de pararse y vestirse hace que se duplique el ritmo del metabolismo. Salir a caminar, cocinar o barrer, lo triplica.
Así, según Meerman, la clave para perder peso está en “comer menos y moverse más”.