Las violetas africanas son una planta decorativa para el interior de los hogares que mejoran la circulación del aire. Se caracterizan por tener un color llamativo púrpura en sus flores lo que provoca una descarga de adrenalina que aumenta el flujo del oxígeno al cerebro cuando las miras, además de una relajación inmediata, estas son pequeñas ideales para dejar en la sala, entradas o ventana al lado del balcón ya que son pequeñas y prefieren la luz solar indirecta aunque también la luz artificial.
Si tienes mascotas mantenerlas dentro de tu casa no será ningún problema puesto que sus hojas y flores no son tóxicas lo que la convierte aún más en una opción segura para el interior. Puedes tener dos tipos de estas violetas africanas ya sea las rosetas que tienen un tallo central del cual nacen las hojas hacia afuera en patrón circular con la flor en todo el centro y las las rastreras que tienen múltiples tallos que crecen desde las mismas raíces de la planta y se conocen como violetas multicolores, parecen crecer lateralmente con forma de cascada con tamaño miniatura, semi o estándar.
Así mismo hay gran variedad de violetas africanas con amplia gama de colores, matices formas y tamaños lo que las hace ver más encantadoras adaptándose al gusto de cada persona, estas son: la princesa de la cereza, el príncipe de Persia, Aroma de verano, Hielo carmesí, Crepúsculo de verano, Lonestar snowstorm, Myakka Trail, Julia, Pequeña Maya, Romance Rizado, Pavo real y Céfiro. Prefieren entornos muy luminosos para una floración continua, por ello te recomiendo dejarlas en un lugar con temperatura ideal de 17°a 21°C o mínima de 5 a 8 °C.
Riego:
Ubica la violeta africana en maceteros con buen drenado y tierra ligeramente ácida la cual debe estar un poco húmeda, así que riega moderadamente únicamente cuando la capa superior se vea seca. Es importante que viertas el agua directamente en la tierra sin mojar las hojas o colocar un platico debajo de la matera para que las raíces absorban el agua durante unas pocas horas y luego retirar el exceso de agua. Recuerda que si le echas mucha agua es probable que se active un moho gris enemigo de estas plantas pues pudre las hojas.
Abono:
Abona cada tres semanas o máximo dos meses con un líquido especial para plantas delicadas que se mezcla con el agua de riego, de esta manera crecerán nuevas hojas de tamaño óptimo con prolongada floración. Cabe resaltar que si ves que no florece debes acercarla a un entorno con más luz.
También puedes usar abono de tierra dos veces al año que tenga nitrógeno, fósforo, potasio microelementos como el hierro, el manganeso, el cobre, el zinc, el boro y el molibdeno mezclando vermiculita o perlita de tierra, es decir, dos partes de tierra y una de vermiculita importantes para un correcto y equilibrado crecimiento de la violeta africana.
Con respecto a las plagas estas son afectadas por las cochinillas, los pulgones o la mosca blanca, entonces si tu planta ha enfermado utiliza un pesticida orgánico y rocíalo en las primeras horas de la mañana en la tierra pero no sobre las hojas o flores porque las puedes dañar.
Trasplante:
Cuando la parte de abajo del tallo crezca y las hojas se caigan o se sequen dejando un especio visible es momento de trasplantar. Hazlo una vez al año para mantenerlas saludables.
- Retira suavemente la planta de la maceta presionando los lados de la tierra para que sea más fácil y corta un poco las raíces en caso de tenerlas muy largas.
- Haz un agujero en el centro de la maceta para asegurarte de que drene bien y colocar la planta sin hacerle algún daño.
- Empuja hacia abajo hasta que las hojas casi toquen la línea del suelo. Es decir, las hojas deben caer por los lados de la maceta para que no se mojen al regarla.
- Para mantener la planta saludable es necesario cortar el nuevo crecimiento o tallo que aparece a los lados de la maceta original.
Cortes de los esquejes:
Para poder podar los esquejes de la planta debes examinar el tamaño y la estructura de las hojas de la parte más exterior que por lo general suelen ser más grandes y las más viejas. Utiliza tus dedos o unas tijeras para cortar los esquejes de hojas medianas cercanas al tallo central y resérvalos en un recipiente pequeño con agua para que salgan raíces y después sembrar en macetas. Quita las hojas marchitas para que la planta dirija toda la energía en nutrir más las otras y producir nuevas plantas.