Una rutina de cuidado facial diaria idónea es esencial, pues la piel es la principal barrera protectora de nuestro cuerpo frente a las agresiones externas, la clave para mantener su resistencia es tratarla muy bien invirtiendo en los cosméticos adecuados. Según la guía de Skin care hay alrededor de 10 pasos a seguir: limpiador base aceite, limpiador base agua, exfoliante, tónico, esencia, suero, mascarilla, contorno de ojos, hidratante, protector solar y sleeping pack, aunque no todos los pasos se realizan todos los días según tus necesidades y temporadas del año. En este caso te hablaré específicamente de cuando uses las mascarillas.
Las mascarillas se han convertido en un elemento muy importante en nuestra rutina de skin care, puesto que protegen la salud de la piel brindándole luminosidad, suavidad y elasticidad libre de imperfecciones como las mujeres asiáticas. Son tan llamativas por su empaque e ingredientes naturales, veganos en algunas ocasiones, con aromas increíbles que no podemos resistirnos al usarlas, sin embargo, no todo el mundo sabe aplicarlas correctamente, especialmente porque las instrucciones en su mayoría vienen en otro idioma, por eso, aquí te enseño cómo utilizarlas de modo adecuado.
1- Limpiar la piel:
La importancia de limpiar bien el rostro es un hábito primordial para tener una cutis joven y llena de vida, más cuando recibimos impurezas del ambiente contaminado o del maquillaje que utilizamos a diario, de esta manera los poros respiran libremente pues no hay nada que obstruya dando un aspecto saludable. Por estas razones es fundamental preparar la piel cada noche para que el ciclo de regeneración se cumpla adecuadamente evitando el envejecimiento prematuro, así mismo en las mañanas también es recomendable hacerlo para eliminar el exceso de grasa producida durante la noche.
Antes de usar una mascarilla asiática, sea cual sea es imprescindible lavar el rostro con agua templada, ni muy fría ni muy caliente, ya que es ideal para limpiar los poro de la cara en profundidad además de usar jabones o geles especiales para la cara. Seca con suavidad con una toalla exclusivamente de esa área y evitando frotar demasiado para no irritar, de esta forma podrás aplicar la mascarilla de tejido o hidrogel para aprovechar mejor sus componentes.
2- Leer bien las instrucciones:
Algunas mascarillas tienen las instrucciones en otro idioma, pero por lo general también vienen acompañadas con dibujos que especifican su uso, por suerte, podemos usar traductor aunque la mayoría de estos productos ya vienen en español para poder entender mejor. Es importante leer las etiquetas para saber la función que tiene y seguir el paso a paso del modo de empleo prestando atención a todas las advertencias, como la fecha de caducidad y duración tras la apertura. Normalmente la mascarilla se deja durante 10 a 20 minutos dependiendo de los componentes de esta, sin embargo, no por dejarla actuar más tiempo va a duplicar su efecto.
3- Hidrata bien la piel:
Las mascarillas hacen de todo, hidratan, calman, reafirman, iluminan, tratan y previenen el acné, no obstante, existen más tipos para distintas zonas del cuerpo con las cuales también puedes prepararte días antes para un día de playa. Por ejemplo: las mascarillas de manos, que te ayudan a mantenerlas hidratadas y ultra suaves previniendo los micro daños que se producen a causa de la sequedad de la piel; las de cuello, para prevenir el envejecimiento, reducir arrugas y devolver elasticidad; y las de los pies, para eliminar la piel muerta, las asperezas, los callos y disminuir el mal olor sin esfuerzo.
4- No reutilices las mascarillas:
Para hidratar la piel, no solo es necesario usar la mascarilla facial por un determinado tiempo, sino que además es importante saber que estas no se vuelven a reutilizar, ya que, aunque sigan manteniendo la humedad que significa que son de buena calidad, no se deben usar después ya que están hechas en formato monodosis el cual no sirve para aplicarlas una segunda vez.
5- No te laves la cara después de usar la mascarilla:
No hay que lavarse la cara después de utilizar una mascarilla a no ser que sea una mascarilla de limpieza que exija aclarar el producto con agua tras su uso como las de burbujas o arcilla, de lo contrario no es necesario quitar el “exceso” de producto que ha quedado sobre el rostro, sino dejar que la piel lo absorba haciendo masajes, pero si crees que sigue habiendo mucho puedes retirarlo a toques con un algodón o pañuelo pero nunca con agua.