El desayuno es la comida más importante durante el día, pues en ella es donde no solo nivelamos nuestros niveles de azúcar en el cuerpo, también nos aporta la energía necesaria para empezar el día y también nivela nuestro metabolismo. Los alimentos que ingerimos en él, son los primeros que recibimos luego de un periodo largo de ayuno, es decir a las horas en las que estamos durmiendo.
Es bien sabido que el desayuno también contribuye a la concentración durante el día, el cansancio, el control del estrés y la ansiedad y nos brinda la sensación de estar satisfechos por más tiempo. Es aconsejable que el 30% de las calorías se consuman en esta primera comida del día, logrando así que bajemos de peso mucho más fácil y sencillo.
Ten en cuenta que si no desayunas y esto lo tomas como un hábito, te puedes volver susceptible a una posible diabetes mellitus tipo II.
¿Qué debe tener un buen desayuno?
Un desayuno nutritivo debe estar compuesto por: fruta, carbohidratos, proteínas y grasas saludables. Puedes comer granola pero que sea sin azúcar y evitar productos con azúcar añadida. El huevo es una excelente fuente de proteínas, aunque también puedes optar por un yogurt griego.
Las frutas y las verduras frescas aportan una gran cantidad de fibra, nutrientes y vitaminas a tu desayuno, algunos de ellos potencian a otros alimentos. Por esta razón es una excelente opción incluirlas.
Aquí te vamos explicar los 5 errores que arruinan tu desayuno sin darte cuenta.
1. Comer pan blanco y cereales refinados
El pan blanco es un alimento de rápida absorción, es por ello que se debería evitar a toda costa, pues lo que hará es engordarnos a no poder más, mientras que los cereales serían mejor integrales, para recibir una buena porción de nutrientes y minerales necesarios antes de comenzar el día.
El pan blanco es considerado como el pan muerto, puesto que no contiene nutrientes, ni siquiera los que debería tener por lo ingredientes originales. Es tan mal alimento que en varios países han decidido elevar sus impuesto para que las personas eviten comerlo, como por ejemplo en suiza.
2. No sentarse a desayunar o mirar televisión
Si comes sin sentarte, te arriesgas a comer mucho más, estás en tensión, además que no vas a masticar correctamente, lo cual te causará indigestión y después vendrá mucho más rápida la sensación de hambre.
Mirar algo que nos distrae, también perjudica las cantidades que comemos, pues como no estamos poniendo la suficiente atención a lo que comemos, esto con lleva a comer de más o comer y no sentirnos satisfechos. Es mejor que comas tranquilo, sin prisas y sentado, que toda tu atención la tengan los alimentos que consumes.
3. Consumir muy poca fibra
Si incorporas muchos azúcares en tu desayuno, tendrás hambre de nuevo, ¿sabes el por qué?, bueno básicamente porque el azúcar se absorbe más rápido en tu cuerpo. Para combatir este efecto, la fruta ha demostrado ser de ayuda, pues contrarresta la sensación de hambre debido a su alto aporte en fibra. Lo ideal es tratar de consumir 5 gramos de fruta en todas tus comidas, empezando por el desayuno y evitar a toda costa los azúcares refinados.
4. Comer muy poco
Muchas personas creen que el desayuno es comer una fruta por el camino y ya, pero no es así, es aconsejable tener un desayuno balanceado, lo que quiere decir que debes aportar a tu cuerpo carbohidratos, grasas, proteínas y fibra. Para sentirte satisfecho necesitas consumir un total de 300 a 400 calorías. Ten en cuenta que si realizas ejercicio, es más importante agregar carbohidratos a tu cuerpo, pues debes prepararlo con la producción de glucógeno.
5. Tomar zumo en todos tus desayunos
Al contrario de lo que se piensa, esto es realmente malo, pues que realices un zumo en lugar de comerte la fruta le quita lo mejor de ella, la fibra. Cuando se licua con agua o leche, se le quita esa propiedad. Por eso siempre es mejor y más saludable comerte la fruta directamente, además que un zumo se puede tomar, pero no todos los días, debido a la misma causa.
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