Los ganglios linfáticos son glándulas pequeñas que se encargan de filtrar la linfa, la cual es una sustancia que circula por el sistema linfático. Estos se hinchan en respuesta a infecciones y la aparición de tumores, pues almacenan glóbulos blancos que son los encargados de combatir organismos invasores. Es decir que funcionan como un filtro a la hora de atrapar virus, bacterias, antes que puedan infectar otras partes de nuestro cuerpo.
Se pueden encontrar debajo de la piel en diferentes áreas, por ejemplo en las axilas, debajo de la mandíbula, a cada lado del cuello, a cada lado de la ingle o por encima de la clavícula. Entonces la enfermedad aparece debido a la infección en el área donde se encuentran, como cuando los ganglios linfáticos del cuello se inflaman en respuesta a una infección de las vías respiratorias superiores.
Causas en la inflamación de los ganglios linfáticos
Como ya hemos mencionado al comienzo del artículo, esta situación aparece en respuesta a una enfermedad, infecciones o niveles de estrés. Es decir que los ganglios linfáticos inflamados son una señal indicando que el sistema linfático está trabajando para liberar al cuerpo de los agentes responsables.
Los ganglios inflamados en la cabeza y el cuello son causados por una infección en el oído, el resfriado o gripe. También por infección de VIH, infección sinusal, diente infectado, faringitis estreptocócica o infección en la piel.
Algunos trastornos del sistema inmunológico como el lupus o la artritis reumatoide, al igual que el cáncer pueden provocar que los ganglios de todo el cuerpo se inflamen. Incluso reacciones alérgicas a medicamentos como anticonvulsivos y antipalúdicos pueden generar la inflación. Así como enfermedades de transmisión sexual entre ellas la sífilis o la gonorrea.
Cómo detectar los ganglios linfáticos inflamados
El tamaño de los ganglios puede tener similitud con un guisante o cereza, algunos son dolorosos al tacto y con ciertos movimientos. Por ejemplo los que se ubican debajo de la mandíbula o a los lados del cuello pueden generar dolor al girar la cabeza o masticar los alimentos. Mientras que los de la ingle pueden causar dolor al caminar.
Otros síntomas son la presencia de tos, fatiga, fiebre, resfriado, rinorrea y transpiración, por lo que es importante visitar al médico si los síntomas no disminuyen. Incluso algunos ganglios están inflamados pero no son sensibles, esto pueden llegar a ser la indicación de un problema mayor como el cáncer.
Que sucede en la consulta con el médico
Toda la información que le suministre al especialista en la salud es de suma importancia para un correcto diagnóstico. Entonces si sufre de alguna enfermedad o tuvo alguna lesión debe comunicarlo, pues ciertas enfermedades y medicamentos causas dicha inflamación.
Después el médico realizará un examen físico para determinar el tamaño y la sensibilidad en la zona. Puede solicitar un examen de sangre para verificar la presencia de ciertas enfermedades, trastornos hormonales y una biopsia para extraer muestras de células y analizarlas. También puede incluir un prueba de imagen para evaluar bien el ganglio linfático y otras áreas del cuerpo, por ejemplo tomografías computarizadas, resonancias magnéticas, rayos X, ultrasonidos.
¿Cuál es el tratamiento?
Algunos ganglios linfáticos inflamados pueden reducir su tamaño sin la necesidad de que el médico lo controle con un tratamiento. Pero en caso de infecciones es muy probable que le receten antibióticos, medicamentos antivirales y otros para reducir el dolor.
En cambio los ganglios linfáticos a causa de un cáncer sólo pueden reducir la inflamación cuando logran extirpar el tumor o el realizar quimioterapia. Pero solo es el médico quien tomará la decisión de acuerdo a lo que sea mejor para la salud de cada paciente.