Es un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal de la que todavía no existe cura disponible. Por lo general ocurre en el intestino delgado y en el colon, aunque puede afectar cualquier parte del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el ano. No está claro cuáles son las causas, pero existen algunos factores de riesgo que pueden influir a la hora de padecer la enfermedad, como los genes, el entorno y el sistema inmunológico.
Alrededor del 20% de las personas con enfermedad de Crohn tienen padres, hermanos o hijos con el mismo problema de salud. También existen otros factores que pueden agravar los síntomas, esto incluye fumar, la edad, cuanto tiempo ha tenido la enfermedad y si el recto se encuentra involucrado. Las personas con esta enfermedad también son más vulnerables a infecciones por bacterias, parásitos y hongos, lo que puede crear complicaciones.
Síntomas de la enfermedad de Crohn
Las molestias producto de la enfermedad a menudo se desarrollan de forma gradual, por lo que tienden a empeorar con el tiempo. Los primeros síntomas que puedes experimentar incluyen diarrea, fiebre, fatiga, heces con sangre y calambres abdominales. También pérdida del apetito, pérdida de peso y sentir como si los intestinos no estuvieran vacíos después de ir al baño. Incluso puedes tener una necesidad frecuente de defecar.
Es muy probable confundir estos síntomas con los de otros de problema de salud, como la intoxicación alimentaria, por lo que es muy importante consultar con el médico si alguno de los síntomas persiste. Recuerda que el diagnóstico temprano de cualquier problema en tu cuerpo es crucial a la hora de evitar complicaciones graves. Te permite recibir el tratamiento oportuno para que tu calidad de vida no se vea muy deteriorada.
Tratamiento médico
Para que el médico diagnostique la enfermedad necesita realizar varias pruebas para eliminar cualquier otra posible causa de los síntomas. Es posible que le mande hacer un examen de sangre y prueba de heces, puede solicitar una endoscopia, así como una colonoscopia e incluso tomar una muestra de tejido para su análisis.
Aunque no hay una cura, si existen opciones de tratamiento que pueden disminuir la intensidad y frecuencia de los síntomas, como medicamentos y cambios dietéticos. Si los tratamientos no invasivos y los cambios en los hábitos no mejoran dicha situación, puede que necesite de cirugía para eliminar o reparar el tejido dañado.
Dieta para la enfermedad de Crohn
No existe un plan de alimentación que sea efectivo para todos. Lo que funcionar¡ para uno, quizás no sea útil para otro y esto se debe a que la enfermedad puede afectar diferentes partes del tracto gastrointestinal en cada persona. Entonces, es muy importante realizar un seguimiento de los síntomas a medida que se agregan o eliminan ciertos productos de la dieta. Puedes llevar un diario de alimentos que te ayude a registrar cada alimento y como su consumo te hizo sentir, de manera que sea más fácil crear un buen plan de alimentación.
Los cambios en al dieta deben proporcionarte los nutrientes necesarios, al tiempo en que reducen la recurrencia de los síntomas y su gravedad. Estas son algunas de las recomendaciones básicas a tener en cuenta.
- Limitar el consumo de lácteos: Aunque quizás tiempo atrás no tuvo inconvenientes con la lactosa, el cuerpo puede desarrollar dificultad para digerir este tipo de productos. Su consumo provoca malestar estomacal, calambres y diarrea en algunas personas.
- Limitar la ingesta de grasas: Esta enfermedad también interfiere en la capacidad que tiene el cuerpo para descomponer y absorber las grasas. Con un exceso en su consumo podrías experimentar diarrea.
- Beber suficiente agua: Es posible que la enfermedad de Crohn afecte la capacidad del cuerpo para absorber agua del tracto digestivo y en compañía de diarrea puede aumentar el riesgo de deshidratación.
- Ajustar el consumo de fibra: Para algunas personas el consumo de alimentos ricos en fibra genera un gran malestar en el cuerpo. Si ese es tu caso, debes reducir su ingesta.