El intestino contiene más de 100 millones de bacterias que forman la flora intestinal. Esta tiene una función mixta, inmunitaria y digestiva.
– Relacionamos el intestino solo con la digestión y asimilación de los alimentos. Y es una de sus funciones, ya que diariamente absorbe, de media, un kilo y medio de alimentos.
-Es también un órgano defensivo. Dispone de casi el 70% de las células inmunitarias del organismo, además de ser la principal barrera frente al medio exterior.
-Alertas de que algo no va bien. Dolor de cabeza, mal aliento, cansancio extremo y descomposiciones muy mal olientes, además de distensión abdominal, gases o flatulencias, pueden tener relación con lo que pasa en el intestino.
-Por qué funciona mal. La disfunción intestinal se debe sobre todo a una flora desequilibrada por una alimentación poco adecuada, estreñimiento, consumo de antibióticos y otros fármacos, o debido a un estrés crónico.
-Cómo cuidar la flora intestinal. Lleva una dieta saludable, rica en frutas y verduras y con una buena hidratación. Practica regularmente una actividad física: si no nos movemos, el intestino se mueve menos y trabaja peor. Para mejorar el equilibrio digestivo, disponemos de dos ayudas naturales: los prebióticos y los probióticos.
-Qué son los prebióticos. Son moléculas no digeribles y fermentables con efecto beneficioso sobre el crecimiento y la actividad de ciertas bacterias de la flora intestinal. Son fibras provenientes sobre todo de verduras y frutas. Provocan modificaciones saludables de la flora, de la que son como su alimento.
-Qué son los probióticos. Son microorganismos vivos (bacterias, levaduras…) que, ingeridos en cantidades adecuadas para que lleguen vivos al intestino, producen un efecto benéfico en la salud. No renuevan la flora –cada uno tiene la suya, es como un DNI– pero ayudan a reequilibrarla. Se hallan en lácteos fermentados, alimentos enriquecidos y complementos alimenticios.