La ciencia puede explicar porque cada mañana, después del almuerzo o incluso antes de dormir, te entran las ganas de un cafecito calientito y aromático. Aquí te contamos qué dicen los estudios.
Científicos estadounidenses realizaron un estudio sobre los efectos de la cafeína en la salud humana y llegaron a conclusiones interesantes. Según ellos, la adicción al café y al chocolate está influenciada por el llamado “gen del café”, que determina cuánto ama una persona estos productos.
Según el estudio, las personas con el gen del “café” beben esta bebida sin leche ni azúcar, además aman el chocolate negro, son más enérgicas y tienen un metabolismo alto.
No es tu culpa amarlos tanto
El estudio fue realizado por Marilyn Cornelis, profesora asistente de medicina preventiva en la Facultad de Medicina de la Universidad Northwestern en Illinois. Los resultados mostraron que las personas que prefieren el café negro en la mayoría de los casos también les gusta el chocolate negro.
La profesora de medicina sostiene que la base de estas preferencias se establece genéticamente. Además, el “gen del café” influye en por qué algunas personas beben muchas tazas de café al día porque les apetece y otras no.
“Las personas con este gen metabolizan la cafeína más rápido, por lo que los efectos estimulantes desaparecen más rápido y necesitan beber más café en corto tiempo”, dice Cornelis.
Esto, afirma la investigación, explica por qué algunas personas pueden beber mucho café sin consecuencias, mientras que otras tienen síntomas como ponerse nerviosas, ansiosas o no poder conciliar el sueño en la noche al tomar una taza antes de dormir.
El equipo de investigación de Cornelis, además de estos resultados, pudo analizar y establecer las preferencias de los amantes del café negro puro, y además, también las elecciones de las personas que toman la bebida con leche y azúcar.
“Encontramos que aquellos con el ‘gen del café’, cuyo metabolismo procesa la cafeína más rápido, prefieren el café negro amargo”, dijo Cornelis.
Además, las personas con una predisposición genética similar prefieren el té simple sobre el chocolate amargo negro y el chocolate con leche más suave. Esto no está directamente relacionado con el sabor de las bebidas, dicen los científicos. Las personas con este gen característico prefieren el café negro y el té porque asocian el sabor amargo con el impulso mental que ansían obtener al consumir la cafeína.
“Creemos que estas personas equiparan el amargor natural de la cafeína con un efecto psicoestimulante”, afirma Cornelis.
El café es un aliado de nuestra salud
En general, los científicos estadounidenses en su estudio concluyeron que beber café tiene un efecto beneficioso sobre la salud humana, siempre y cuando se consuma con reservas, sin azúcar, sin leche y en dosis moderadas.
Una cantidad moderada de café negro, de 3 a 5 tazas al día, reduce el riesgo de ciertas enfermedades, como la enfermedad de Parkinson, las enfermedades cardíacas y la diabetes.
“El estudio encontró que las personas genéticamente predispuestas a consumir más café también cuentan con hábitos y otros comportamientos potencialmente saludables”, dijo el profesor asistente.
Los científicos chinos también llevaron a cabo un estudio en el que participaron 500.000 británicos. Los expertos han monitoreado la salud de los participantes y las preferencias de bebidas calientes durante más de 10 años.
Como resultado, los participantes en el experimento que bebieron dos tazas de café y dos tazas de té al día sufrieron un tercio menos de accidente cerebrovascular. Además, sus posibilidades de desarrollar demencia se redujeron en un 28%.
El café, por su lado, es el rey de los polifenoles (compuestos vegetales necesarios para la supervivencia de nuevas neuronas). Además de que esta bebida es muy, muy rica en sabor, contiene más de mil compuestos diferentes que mejoran el funcionamiento de las células.
Los polifenoles del café regulan los interruptores que controlan ciertos genes, incluido uno que le indica a la célula que se divida o muera. El café también contiene ácido clorogénico, que reduce la inflamación crónica, especialmente en las células con alto contenido de grasa, como las células del cerebro. Esta es una de las razones (y hay muchas más) por las que el café mejora la percepción y concentración.